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Alcoholismo

Acerca del Alcoholismo


Tratamientos del Tabaquismo


Se ha instalado como habitual un patrón de consumo que se caracteriza por beber hasta intoxicarse, lo que constituye una modalidad de riesgo asociada con mayores daños físicos y emocionales, incluyendo violencia, accidentes, sexo sin protección con los consiguientes eventuales embarazos no planificados o transmisión sexual de enfermedades. Asimismo, el comienzo temprano de consumo aumenta las probabilidades de desarrollar en el futuro dependencia y se presenta como problemático en tanto aumenta la exposición al daño fisiológico en el cerebro, que continúa su proceso de maduración hasta pasados los 20 años.

Por otra parte, la Secretaría de Adicciones de la Provincia de Buenos Aires, detectó en los meses de verano de 2009 que el 68,5% de los ingresos a los hospitales fue producto de intoxicaciones por consumo desmedido, de esos casos el 70% de los involucrados eran jóvenes de 18 a 25 años, y el 30% de 13 a 17 años. La ausencia total de consumo es inalcanzable en nuestro contexto social. Se trata de reducir los daños que produce el consumo.


Algunos datos estadísticos :

El 76% de la población argentina de 16 a 65 años consume alcohol.
El 17% de la población presentó indicadores de consumo abusivo de alcohol.
El 47% de los autores de homicidios y agresiones actúan bajo los efectos del alcohol.
El 37% de los accidentes de tránsito son producidos por conductores bajo efectos del alcohol.
El 90% de los casos de delito común callejero o barrial son cometidos por personas alcoholizadas.

Información importante

GRANDES MITOS

Mito: Con café cargado o un baño, se baja la borrachera. Realidad: Ni el café ni un baño acelera el procesamiento de eliminación del alcohol consumido. Este se eliminaría de la sangre a razón de un (1) vaso de vino por hora, teniendo como referencia el organismo de un hombre de aproximadamente 80 kilos. Recordemos que las mujeres al tener menor contextura física, agua y grasa corporal tardan más para procesar cada trago o vaso de alcohol.

Mito: Las bebidas suaves como el vino y la cerveza emborrachan menos. Realidad: Los efectos del alcohol son los mismos con todas las bebidas. El impacto en el cuerpo del individuo depende siempre de la graduación alcohólica de cada bebida y de la cantidad que se ingiera. Además, si se es hombre o mujer, del contexto donde se consume, de las expectativas, del estado de ánimo y de las características psicológicas y corporales de quien lo hace. También dependen del peso corporal, presencia de otras drogas y enfermedades pre-existentes, entre otros factores.

Mito: El alcohol facilita el diálogo. Realidad: Las personas pueden sentirse relajadas con algo de alcohol. Sin embargo, en la medida que aumenta la cantidad de alcohol ingerida, disminuyen las posibilidades de comunicación.

Mito: Beber sólo los fines de semana no hace daño. Realidad: El daño que provoca el alcohol no depende del día en el que se ingiere, sino principalmente del vínculo que se establece con la sustancia, es decir, la manera en la que cada uno incluye al alcohol en sus actividades, por ejemplo, las que realiza los fines de semana. Además, influye la cantidad que se ingiere, la frecuencia y la velocidad.

Mito: La bebida alegra, estimula. Realidad: Es posible que la persona se desinhiba, pero NO es un estimulante. Esta idea está basada en la creencia errónea entre el consumo de alcohol y diversión, culturalmente arraigada.

Mito: Si no tomo mucho, puedo manejar sin riesgos. Realidad: Aún en pequeñas cantidades el consumo de alcohol puede producir alteraciones que afectan la capacidad de respuesta de los reflejos y la percepción del tiempo-espacio, lo cual aumenta la posibilidad de lesiones y accidentes.

Mito: Todo el alcohol ingerido se elimina a través de la orina y el sudor. Realidad: Sólo un porcentaje muy pequeño (10%) se elimina de esta manera. El resto se metaboliza por el hígado y se convierte en azúcar.